Borges definía El Aleph como un espacio arquitectónico donde todos los actos y todos los tiempos ocupan el mismo punto. Eso es precisamente lo que persigue este proyecto, hacer del nuevo MUPAC un reclamo público, un lugar repleto de experiencias en el que ya no es solo la exposición museística lo único que centra la atención, sino también todo aquello que la envuelve. La multiplicidad de formatos, la variedad programática, la vida social, el comercio o la investigación se igualan a lo puramente expositivo y elevan este organismo a la categoría de foro público. En esa línea, el proyecto incide en la necesidad de dar visibilidad a su arquitectura ofreciendo una experiencia que será entregada al público. Es así como el propio espacio urbano se convierte en el inicio de un recorrido que atrapa al ciudadano y muestra la arquitectura como un entorno de relación para el aprendizaje colectivo.